Después de 10 meses de espera llega el retroactivo salarial docente correspondiente al 2021. Muchos esperan ese dinero con ansiedad y es lógico, pagar cuentas a precio del 2021 pero con el salario del 2020 no ha sido fácil para nadie. Todos sabemos que algo que caracteriza al gremio es el vivir pagando cuotas del apartamento, la libranza, el préstamo para el posgrado, en fin.
Es la realidad que nos toca afrontar y que debemos cambiar. Algunos no ahorrarán esfuerzos para culpar al sindicato pasando por alto el complicado escenario que representa el gobierno uribista de Ivan Duque. Además hay que recordar lo siguiente: para que el aumento y su retroactivo llegarán a nuestras manos hemos tenido que presionar en las calles, (así seamos pocos los que salimos), en las mesas de negociación, por redes sociales y en todos los espacios que hemos podido.
Hemos tenido que protagonizar durante el 2021 la movilización más larga que Colombia ha tenido en muchas décadas, con unas características muy particulares y enfrentando a un gobierno fascista y criminal de oídos sordos que sin el más mínimo gesto de vergüenza disparó sus armas contra el pueblo para cometer todo tipo de abusos y criminalización de la protesta social. El resultado: decenas de muertos y muchos desaparecidos. Aún hoy sigue la represión y nadie da razón de esos que fueron desaparecidos.
Recordemos también dentro de otros muchos motivos de esa gran movilización: la propuesta de reforma tributaria de Alberto Carrasquilla, la propuesta del gobierno de congelar los salarios de los servidores públicos por 5 años y la idea de poner a declarar renta a cerca del 92% del magisterio que cumplía los requisitos propuestos en dicha reforma. Pero gracias a esos maestros y maestras que en compañía de miles de colombianos aún creen en la lucha popular, logramos por lo menos sortear el tema salarial.
Sin embargo, la lucha que estamos librando no es de poca monta, el Centro democrático y sus aliados quieren seguir en el poder desangrando al pueblo colombiano y entregando nuestras riquezas como pueblo y nación a las multinacionales y la banca mundial, por lo que no escatiman esfuerzos para destruir nuestra organización sindical, desmoralizar al pueblo, estigmatizar al magisterio y desarrollar su política del odio y el miedo.
Cómo trabajadores de la educación debemos ser conscientes del escenario en disputa y poner todo nuestro empeño y energía para defender nuestros derechos adquiridos y los derechos de nuestras comunidades educativas, fortalecer nuestras organizaciones sindicales, elevar nuestra conciencia y asumir nuestro rol como sujetos políticos.
¡Porque la lucha del pueblo es la lucha de los profes!