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Neuroparamilitarismo o la transnacionalización de la paracocracia

Breve, resumida historia de la mafia blanca, llámese política y de como un resentido social se confiesa públicamente por una Colombia distinta…

La política colombiana ha tenido la cualidad de encubrir a sus discípulos como a sus hechos y deshechos con el manto lozano de las leyes, inventando todos los vericuetos posibles  para finalmente negar o enfilar el resultado a intereses particulares en nombre de la  democracia del pueblo, en este bien llamado y por esto y lo mismo Estado social de  derecho: “La voz del pueblo es la voz de Dios”; la política en no pudiendo desfacer  entuertos los envuelve, los envolverá con la sábana purpúrea de los muertos,  sean magnicidios acompañados u orquestados en décadas por el bipartidismo. Pasa que  aquí en este país ha rato se apocopó en los hechos el término magnicidio.

En su defecto se saben repartidos en innúmeras trampas anónimas a mártires cotidianos de pueblos apartados, han multiplicado la sentencia fatal a cientos de paisanos cuya razón  de muerte una vez se ausculta más allá de la superficie, es seguro tener la palabra  temprana y distinta del sindicalismo beligerante, o la moneda clara del servicio comunitario dada por el simple amor a la gente, o la pedagogía constructiva y liberadora que intenta  fomentar uno que otro criterio en las aulas de mediocres “Revoluciones  educativas”; la  mayoría de esos muertos seguro han elevado la voz de oposición genuina ante  podercillos locales amarrados a intereses trasnacionales, … todas estas razones que les asisten a sus  luchadores desde la lógica práctica y el sentido común, resultaron, resultan y resultaran un  verdadero peligro para el dominio mentiroso y corrupto de oligopolios, del oro de los trust, mismas riquezas fortalecidas en la miseria sempiterna de los muchos, del pueblo llano,  quienes encuentran estrellada la oportunidad y la esperanza una y otra vez en el tráfico  sistemático de influencias, en la ignominia descarada, la demagogia hipócrita y dirigida, y  en cambio se les cambia por la cultivada ignorancia de la masa, por la búsqueda y apetito  reales del estatus quo.

Su eslogan, los del establecimiento, los dueños del negocio,  resultan de elevado  marketing político, cacareando “justicia social”, “salud para todos”, “inclusión”, “Paz, justicia y reparación”. Al interior de palacios gubernamentales y privados, ellos, la clase dominante  de este país, a diario tras el whisky o el té inglés, ríen la Farsa al verla salir incólume…  ¡ojo!  El tinto es solo para la foto de la prensa nacional. ¡¡ Que seba…!!

Por supuesto siempre la clase dirigente que encarnó la política bipartidista y oligarca en este país del sagrado corazón, tendría bien definido el ‘Chivo expiatorio’, ‘la cabeza de  turco’ sobre la cual descargar todo lo inconveniente.  En su tiempo los llamaron “pájaros”, a esa amalgama macabra de la escoria criminal extraída de los panópticos por políticos  solapados de segunda línea, bien mezclada con la fuerza pública, la misma que sin pena en la noche lucían, unos y otros, chamarras e insignias policiales o militares, recuerden que el  policía era el bandido nombrado por el alcalde de turno, que a su vez lo nombraba el  gobernador nombrado por el presidente, … lo que cambia apenas en la Constitución del  91.

Esta amalgama de fuerza del estado y malandrines cumplían órdenes de exterminio en  nuestros campos y pueblos, con la consigna clara de un partido salida de los directorios,  del Conservador o el liberal de cuando en cuando se turnaban el poder; las órdenes  telegrafiadas desde Bogotá rezaban acabar “hasta con los huevos… (del otro bando)”; por  supuesto no sin haber pasado por la consabida bendición de media noche o dos de la  mañana de los párrocos de turno en cada localidad, arribando los camiones del gobierno, o  de los señores de la hacienda, a las casas curales, derramaban estos -los curas- el agua  bendita sobre carabinas,  bayonetas y machetes,  para que les fuese bien en su obra de  destazar y mutilar, mujeres, niños, ancianos… ‘los pájaros’ volaban armados entonces no  solo con el hierro y el plomo, sino con la ‘venia divina’, patente de corso con botín incluido, lo robado a sus víctimas, el perdón y el olvido cómplice de atrocidades anteriores por las  cuales pagaban condena en las cárceles, perdón por las presentes, y las por venir,  amparados por la negrura de la noche y el concubinato de la ley que estaba con ellos, que  eran uno dirigidos desde la voz de palacio y con el músculo de los directorios y la bendición de Dios padre, trámite necesario de sus ministros en la tierra.

Los pájaros redefinieron el mapa político, el de las tierras y poderes locales de este país, acomodaron la riqueza, la concentraron mientras pudieron,  mientras los dejó y los paró la  dignidad que nunca faltará en unos pocos, y el arreglo malsano a conveniencia de los  representantes de partidos que se repartieran en partes proporcionadas lo que dejase el  genocidio… por supuesto y como “Los ricos  solo pierden dos cosas, el alma y las hijas de  los pobres”, mientras los campos se sembraron de muertos que no pueden reclamar lo que  era suyo, las ciudades crecieron a la voracidad del populismo y caudillismo, liberal- conservador, habáin llegado años 60’s y 70’s.

Ese vals que se trasnochó desde el bogotazo, se convertiría en un folk medio polca en manos del generalote que parió al frente nacional, devino en los Carlos lleras, el López que  fue y el que era -más de lo mismo-, a los Turbay, espacio tiempo en donde de la mala  hierba de la sierra nevada nevó a la selva tropical la cocaína de la más alta pureza en el  mundo, …  a destiempos, después por más de tres décadas, en medio de guerrillas, surgen  plagas que serían peores o iguales a lo que se decían las primeras… “La cura resulta más  mala que la enfermedad”. Y entonces fue de pronto, florecía  al calor del Plan malsano de  Kissinger, de los nefastos “Planes para las Américas”, plagas sembradas con un trazado a  veinte y cincuenta años por las oligarquías gigantes del norte y las enanas del sur, con  tantas ínfulas las primeras como las últimas; el escenario está creado para que sean cual  hidras de cartilla de cuento las narco políticas, parapolíticos, FARC políticas, carruseles de  corrupción, se maximiza a esta sombra la habilidad de los que hacen las leyes,… ¡de nuevo! Las mismas que favorecen o enriquecen a los protagonistas de primera línea, ¿la ley con el  hampa? ¿Pero cómo? ¿No será gringo el modelo? “Calle esos ojos”.

Recordemos como las zonas infestadas de una u otra plaga, narco política o para política, caras de la misma moneda gastada, coinciden con la agroindustria, la agricultura o minería  a gran escala, (informes PNUD 2002 – 2004, MOES 2013), sembradas por la ultraderecha  en los recovecos del país, después de convenientes desalojos de sus dueños ancestrales  por las bandas paracas, siempre favorecedoras las mismas acciones a transnacionales o  bien a nombres propios de gamonales, ¡¿coincidencia?!, o su sucesión dinástica una vez les han dado mullidas casas fiscales, casas por cárcel a los patriarcas, con condenas  paupérrimas… “Ese es el negocio, socio”, y, ¡el negocio debe continuar!

A estas alturas son “malos” entonces, no el aparato ni las condiciones caldo de cultivo; la ética mafiosa de la política de siempre los reduce a unas pocas ovejas descarriadas, lo que  siempre estará convenido y arreglado; la ética mafiosa implantada por el resto, la gran  mayoría de la clase política actual, empoderada del doble discurso de la ‘conveniencia’ y  del ‘manejo’ de palabras y actos que asumen verdades a medias, mañosas, como axiomas  que convierten eslogan  en escudos morales, aunque no tengan que ver con los intereses  reales de la gente que dicen representar, más bien y si con arreglos a puerta cerrada,  celadas clandestinas orquestadas en la exclusividad de los clubes estilo El Nogal, o las  haciendas “Nápoles” de magos blancos de la política, distribuidores de la lisonja millonaria  de las trasnacionales que colocaran por ejemplo, (¡un pequeño ejemplo!), varios cientos de camionetas doble cabina cuatro por cuatro, último modelo al servicio de los paracos al final de los 90’s y principio de este milenio, poniéndolas a rodar muerte por todo el mapa de Colombia.

Curioso que estos testimonios contundentes de los comandantes al buen estilo  de Mancuso, HH, “Don Diego”, “Don Mario” o “Don Berna”, hayan sido solo comentarios  fugaces en los medios masivos, porque las mismas camionetas de la muerte eran el transporte de agentes de canales televisivos y radiales de cobertura nacional: Radio Paraco  Nacional, y Paracol de Colombia; para que estuviesen siempre puntuales al lugar y hora de  la noticia, notificando periodistas y dueños de medios locales con horas de anticipación al  posible suceso con el aviso paraco de ‘estar pendientes’ y  ‘sucederá más o menos por tal lado…’ quien escribe estas líneas fue reportero del diario Occidente de Cali, Occidente  Centro, por esta época sé entonces de lo que hablo… pero, a ¿Quién avisar de las que  serían masacres?  ¿A alcaldes electos a boca de fusil paramilitar? ¿A tropa y policía con  quien se repartían ‘teatros de operaciones’?

Eso se sabía ya desde esta época, situaciones  y hechos que no se puede negar hoy, pues sería “tapar el sol con un dedo de ratón” cuando por lo mismo ha tenido que la justicia, apéndice de la misma clase política actual narcoparaca, multiplicar condenas, por no hacer quedar tan mal al aparato de mentiras, juzgando a diestra y siniestra a militares, policías, senadores, alcaldes, gobernadores, etc.; cada uno con su respectivo show mediático en los paracomedios locales, regionales y nacionales…

Una perla, para “la muestra un botón”: la masacre de Alaska, corregimiento de Buga Valle, a no más de quince minutos de esta ciudad, en carro por carretera pavimentada, año 2000, en operativo paramilitar que durase más de dos horas fueron bajadas de un bus escalera  mujeres, niños, ancianos, ajusticiados en la plaza pública, pleno medio día, más de una  veintena de personas (24)… a solo quince minutos del batallón ‘Palacé’ de Buga, y a no  más de la mitad, ocho minutos, de los helicoportados, base estratégica gringa situada a un  costado de la “Escuela de Policía Simón Bolívar, de Tuluá”. ¿Habrá, me pregunto, una  explicación convincente para este despropósito criminal, distinto al cohecho, la complicidad, el pre arreglo de partes civiles, empresas de telefonía (Trasnacionales), fuerza pública,  policía y ejército, autoridad local del corregimiento? Pero por supuesto que esto es apenas  una pequeñísima perla de la magnitud del crimen de estado que fuese la masacre  paramilitar en la Colombia de finales del siglo veinte y principios del veintiuno.

Cuándo será nos empezarán a contar la historia, la verdadera historia, y quién nos contará lo que no contaron los medios politizados e inundados de dólares, comprados, que  cubrieron en noticia maquillada toda la depredación de un país y la entrega vendepatria de  seres, reservas naturales, bienes públicos, renglones económicos completos, tales como los servicios públicos, la agricultura, el transporte, la educación o la salud, todo al sacrosanto  neoliberalismo, muerto viviente del poder económico mundial.

Esta clase sátrapa y arrodillada nacida del concubinato de medios masivos, política, gobiernos corruptos y  brazos armados, mixtura de milicos y paras, que ha hecho del ‘libre hacer’ y los modelos  gringos, la excusa perfecta para rodearse de esclavos y lacayos…  genera una moral  ambigua, una gringa que no es ni siquiera por falsa y ambigua, amoral, habría que  inventarse un concepto distinto como ‘bimoral’ o quizás ‘trimoral’, …  su  multiplexibildad genera arreglos y componendas que guardan la solidez del argumento sofista, mentiroso, sátrapa, en su incisiva necesidad de acomodarse, alinearse cual ‘tetris’ macabro de la lógica del poder transcontinental.

La misma clase sátrapa que ha sido capaz de apuntarle los más nefastos actos genocidas a fuerzas oscuras o anónimas, tal fuere su conveniencia, llamándola en su momento “Pájaros o Chulavitas”, paramilitar, guerrilla, carrusel de corrupción o narcotráfico… con la misma  desvergüenza con la que las ovejas de Pedro, llámese curas,  bendecían machetes y fusiles  criminales en su momento, se han dado hoy a la manera cual cortina de humo los medios  masivos cómplices, tras  “realities  shows  noticiosos”,  de editar  la historia retorciendo la verdad, sacando partes como la que tiene que ver con las “Mesas del diablo”, en donde  ilustres señores que no ‘viven de sus manos’, hacendados, políticos, gobernantes,  comerciantes de todas las regiones colombianas, los terceros de la JEP, se sentaron, se  sientan y seguro se sentarán a cuando, a negociar botines, prebendas electorales o garantías jurídicas -¡extra oficialmente, claro!-, con la innoble ralea que arrastra su  legitimidad en la violencia y por la sangre (paras, narcos, narcoparas, Bacrim), para volver  los primeros, los señores, a esta última clase, la ralea de matones, hacerlos sus manos en  cuanto a asuntos de lavar la “ropa sucia”: limpiezas sociales, asesinatos  selectivos,  magnicidios, masacres de clases políticas que les son incómodas, tal como lo han hecho  con la izquierda por más de setenta años.

Bendecida la  ralea de la mesa inquisitorial, saldrá de la misma a decir al minuto después, en voz del señor político o el gobernante a hablar de paz y justicia social, de los derechos de los pobres, y de todo eso que muchos queremos  oír,  lamentándose después de la  muerte, de la sevicia de las fuerzas oscuras que estrenan nombre nuevo ahora, a cada  cuanto, de las cuales no se tiene rastro y no se sabe (¡por supuesto que lo saben!) pero de  seguro y en todo rincón lo mismo, “… son y seguirán, per secula seculorum… materia de  investigación”.  Mercenarios de la muerte dueños del poder y la fortuna con la sangre de los justos…

Pero como podría uno no imaginarse que los medios masivos pudiesen encargarse de decir tanta basura inútil dándole la espalda a las verdades de a puño del país; cómo las  trasnacionales al igual que en el “El otoño del patriarca” Marquiano, se absorben hasta el  tuétano de nuestro recurso, dejándonos migajas, sembrando a sus bordes pobreza,  corrupción, depredación del medio ambiente: ¿Han hablado antes, los medios nacionales,  décadas atrás de la Drumond? Apenas ocupa un breve episodio el entuerto con monstruos  de este tipo. Pero que tanto hablarán y hasta cuando, hace rato que la objetividad, el  seguimiento a los hechos, el periodismo en profundidad, se limpió de estos realities shows  noticiosos ¿Y qué del hambre de la Guajira, fuente de riqueza de la gringa, no colombiana,  la gringa Cerrejón? ¿Dónde están los millones sino el hambre de sus niños y la pobreza de  sus gentes? ¿Dicen algo los medios?…

Y desde aquí me allego a una leyenda urbana acerca de una anécdota pintada de historia, se trata de la ocurrencia en uno de estos medios masivos que me gustaría confirmar por  cualquier canal, que bueno visual, … cuenta la leyenda a confirmar que en uno de estos  medios paradigma del periodismo nacional, en los años noventa, uno de sus ejecutivos- dueños cuyas familias han puesto presidentes, ministros  y  otras tantas más quimeras  políticas se da el lujo y prestigio de tener, de exhibir un óleo de tamaño mayestático, ¡un  óleo, una obra de arte única, no una litografía artesanal, o un poster industrial!, un óleo del mismísimo ‘führer’ Adolf  Hitler  en el  hall,  a la diestra de su oficina, ¡oiga hay que querer  a este tipo de la pintura y lo que representa para hacerlo arte!… al parecer el dueño, rancio cachaco, paladín de la democracia, impulsor de derechos desde su demagogia burguesa,  vocero de opinión, amplio bastión de la opinión, por supuesto de la más derecha de las  derechas de este país lo ostentaba…

¿Se acercaría a esta figura por Nacional y socialista?  Será que le rima más con centro  democracia, puro o para coincidencia de los centros seudodemocráticos del poder; al  parecer es desde este mentor acaecido en la segunda guerra mundial fungido cual  patrimonio histórico de la deshumanidad que se tejen las líneas de ciertas políticas de  derecha de cierta Colombia… no es la única señal cual síntoma que nos brota de cuando en  vez en los recodos institucionales. Es al parecer una apuesta cierta y actual desde las  máquinas de fabricar opinión de un país hacia su posible futuro: ¡¿Heil Führer?!

A esta Colombia no pertenezco, pertenezco a la Colombia profunda que se llena de rabia  llámese resentimiento o mamertismo si se quiere, para seguir luchando desde cualquiera  de sus pequeños rincones de lodos, para hacer un día una patria distinta, pertenezco a la  Colombia que le apuesta a fuerzas contrarias a las mismas de siempre, que con paciencia y dignidad crece la plántula de la resistencia social, de la dignidad humana, de los valores  esenciales… aquella que está del lado de los guardianes de semillas, luchando las zonas de  exclusión campesina, que crece en la voz sindical, que propugna la libertad de cátedra y  educación gratuita hasta la universidad, que es la voz de las JAC’s y las JAL en y para el  logro del progreso real, que es la voz de los jóvenes universitarios, de la barriada y de los  primo votantes…

Soy ese colombiano dispuesto a abonar la tierra con mi sangre a  sabiendas que otros “repetirán mi voz” con igual fuerza o superior, mañana o dentro de un  siglo…  con eso me pago, con la mera ilusión y no la certeza…   ese colombiano soy y no  me vendo por tres pesos o diez mil, una teja, una lechona, un trámite burocrático del  político de turno o un bulto de cemento…  soy un colombiano que siempre ha votado y casi  siempre en contra porque no hay con quién, de repente el “menos pior” …   que ahora  piensa que votar en blanco es como no votar, o igual y en últimas, es votar por los mismos…  ¿y usted?, ¿Qué colombiano es…?

Restrepo, Valle del Cauca, 19 de abril de 2014, 12:05 a.m., B/ La Inmaculada.

 

Harold Hernán Marín Fernández
Miembro de la junta directiva del SUTEV-Restrepo. Docente de aula en la Institución Educativa Jorge Eliécer Gaitán, Restrepo Valle del Cauca. Comunicador Social y Periodista (UNIVALLE - 1997) Magister en Educación con Énfasis en Lenguaje (UNIVALLE - 2019).
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